Después de semanas de especulaciones, teorías locas y muchos memes en redes, la NASA finalmente cerró el debate cósmico sobre 3I/ATLAS.¿Una nave alienígena? ¿Un artefacto interestelar inteligente? Nada de eso. Es, oficialmente, un cometa, aunque bastante raro y especial.
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Un visitante interestelar, pero sin tripulación
La confirmación llegó de la mano de Amit Kshatriya, administrador asociado de la NASA, quien aseguró que el objeto no es una nave ni contiene tecnología extraterrestre, sino que se trata de un cuerpo natural con características propias de los cometas.
La afirmación se basa en datos recogidos mientras el objeto pasaba a unos 29 millones de kilómetros de las sondas espaciales cercanas a Marte. Un vecino incómodo, pero lo suficientemente lejano como para no levantar alertas… al menos, en cuanto a peligros reales.
¿Y por qué tanta confusión?
Porque 3I/ATLAS no es cualquier cometa. Se convirtió en el tercer objeto interestelar confirmado que cruza por nuestro sistema solar, después del infame ‘Oumuamua y el más tradicional 2I/Borisov. Su trayectoria retrógrada y composición atípica desataron sospechas entre científicos y conspiranoicos por igual.
Incluso Avi Loeb, profesor de Harvard (y ya famoso por buscar tecnología alienígena donde otros ven rocas espaciales), planteó hipótesis sobre un posible origen artificial. Pero no, esta vez no fue.
El veredicto: una cola, hidrógeno… y química que no cuadra
La nave HiRISE, en órbita marciana, fue clave en la investigación. Capturó una imagen clara de la “cola” del objeto, esa típica estela generada cuando el Sol calienta materiales volátiles del núcleo cometario. Lo mismo que hacen todos los cometas bien portados.
Además, la sonda MAVEN detectó emanaciones de hidrógeno, otro indicio firme de que se trata de una roca helada con ambiciones de estrella fugaz.
“Queríamos señales de vida… pero esto es solo un cometa”, reconoció Kshatriya con un poco de resignación, reflejando la esperanza colectiva (e internetera) de que el universo por fin nos mandara un “hola”.
¿Un cometa común y corriente? ¡Para nada!
Aunque no venga de otro planeta con intenciones misteriosas, 3I/ATLAS sigue siendo un objeto muy particular. Su análisis espectrográfico reveló una proporción altísima de dióxido de carbono respecto al agua, algo casi inédito en la historia astronómica.
Además, el cometa contiene niveles inusuales de níquel, desbalanceados frente al hierro. Esto sugiere que se formó en las afueras heladas de otro sistema estelar, en condiciones que poco tienen que ver con las de nuestros cometas caseros.
Misterio resuelto, pero las preguntas siguen
Así que no, no estamos ante una nave alienígena encubierta, pero sí frente a un pedazo de historia cósmica que viajó millones de años luz para pasearse cerca de Marte y darnos pistas sobre otros sistemas solares.
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¿Qué más hay allá afuera? Por ahora, 3I/ATLAS no tiene todas las respuestas, pero sí nos recuerda que el universo está lleno de sorpresas… incluso si vienen en forma de hielo y polvo espacial.
